En la madrugada, el mandatario electo abandonó el campo que cultiva y se vistió formalmente para ir a Montevideo a su jura y asunción. Conservará su chacra como futura residencia oficial.
El tecnócrata y el activista. Enfrentados en las internas, hoy el ex ministro de Economía Danilo Astori y Pepe Mujica son presidente y vice.
La larga jornada de Pepe Mujica comenzó por la madrugada en su finca de las afueras de Montevideo, donde continuará viviendo junto a su mujer, la senadora Lucía Topolansky. De inmediato se vistió, con más formalidad que la acostumbrada, para estrenar la frenética agenda del día. Se reunió con el presidente colombiano, Álvaro Uribe, el primer mandatario en llegar a Montevideo en la tarde del domingo para recibir luego a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. Sin pausa, regresó a su casa, se cambió de ropa y se dirigió al Congreso, donde su esposa le tomó juramento como nuevo presidente de Uruguay en un acto solemne. Allí estaban presentes varios de sus amigos latinoamericanos, como Hugo Chávez y Luiz Inácio “Lula” da Silva.
También lo esperaban Clinton, el heredero de la corona española, y los mandatarios Fernando Lugo, Rafael Correa y Evo Morales. A la salida del Congreso, donde prometió “fidelidad” a la Constitución uruguaya, Mujica volvió fugazmente a su chacra en la periferia de Montevideo y también volvió a cambiar su vestimenta. Regresó de inmediato al Palacio Legislativo y desde allí partió hacia la segunda etapa de la ceremonia, en la plaza Independencia. El flamante presidente recibió el caluroso saludo de miles de compatriotas, que se agolparon en las calles de Montevideo para vivar el paso del Pepemóvil en su trayecto para recibir la banda presidencial uruguaya de manos del saliente Tabaré Vázquez.
Junto al vicepresidente Danilo Astori, Mujica recorrió los casi dos kilómetros de distancia en una camioneta descubierta que funciona con electricidad y que fue especialmente adaptada para la ocasión. El vehículo, de fabricación china y pintado de azul y blanco para simular una bandera uruguaya, avanzó a paso de hombre entre la multitud que gritaba: “Uruguay, Uruguay”.
Miles de banderas nacionales, otras del gobernante Frente Amplio y aun algunas del líder guerrillero Ernesto “Che” Guevara cubrieron la avenida 18 de Julio al paso del Pepemóvil, en una escena nunca antes vista en Uruguay para la investidura de un presidente. Mujica decidió hacer el tramo final del recorrido de a pie, junto a su esposa, flanqueados por Astori y por Claudia Hugo, la esposa de éste. A duras penas, logró abrirse paso entre la muchedumbre, que se peleaba por abrazarlo y felicitarlo. Acostumbrados a un Mujica menos cuidadamente vestido, los montevideanos se sorprendieron al verlo con un impecable traje oscuro, con camisa blanca, sin corbata y un impecable pañuelo blanco en el bolsillo, que estrenó para la ocasión.
Un largo abrazo para levantar puentes que unan las dos orillas
Si bien la presidenta Cristina Fernández tenía asegurado un lugar de privilegio en el palco de honor montado sobre la Plaza Independencia para el traspaso de mando en Montevideo, el protocolo uruguayo relegó a las filas posteriores a su marido Néstor. Finalmente, el primer matrimonio argentino pudo sortear el inconveniente de la distancia gracias a la generosidad del venezolano Hugo Chávez, que cedió su lugar en la primera fila al ex presidente argentino. Cristina y Néstor se mostraron luego muy amigables con José “Pepe” Mujica e incluso olvidaron viejas rencillas políticas para fundirse en un abrazo con el mandatario saliente, Tabaré Vázquez