¿El voto de los chilenos el domingo 17 de enero del 2010 fue para decir basta? Me permito
suponer que algunos de los argumentos que menciono pudieron influir en el voto a
Sebastián Piñera y en el no voto a la concertación en una parte de la ciudadanía.
Los del pueblo chileno, grandes cantidades de ciudadan@s sufrieron, se frustraron,
asumieron crisis económicas, trabajaron más que nunca en un contexto de miedo de
explotación y de deudas y no pasó lo que debía ocurrir en un largo espacio de veinte años.
No pasó ni con los estudiantes universitarios y liceanos, que frente a la LOCE (Ley orgánica
constitucional de enseñanza) y la LGE (Ley general de educación) a lo largo de meses y años
de protestas, vimos como los mojaron, los allanaron, los castigaron, los expulsaron, los
sancionaron, los dividieron, los hicieron repetir de curso. En fin, los reprimieron como en los
mejores tiempos de la dictadura y peor aún: mediante falsas mesas de negociación, no les
consideraron sus peticiones más sustanciales como la eliminación del fin de lucro en la
educación.
Se ignoró la fuerza e importancia de los estudiantes en la educación. El daño cívico al ser
ignorado frente a peticiones justas es mayor. En dictadura, uno arriesgaba la vida o la
integridad física y emocional, pero se tenía un status digno: el de resistente a una tiranía.
Eran los estudiantes que daban ejemplos de participación y de organización en un país
gravemente carcomido por el miedo instaurado por la dictadura y por la fuerza del modelo
económico.
Modelo injusto que la concertación supo consolidar hasta el día de hoy. Como indicador,
Chile es un país campeón en brechas económicas y sociales.
No pasó ni con Pinochet, que luego de burlar todos los procedimientos judiciales (hay
material como para escribir una tesis acerca de lo que se puede hacer para evitar la justicia
en Chile); falleció viejo y tranquilo en su bunker, después de haber ingresado al Senado
como Senador Vitalicio según su propio mandato constitucional y luego de haber sido
arrancado de las manos de la justicia internacional por crímenes de Lesa Humanidad, bajo la
promesa de la concertación al mundo entero de juzgarlo en Chile “donde correspondía”.
No pasó ni con los Pinochet Ugarte, saqueros y mafiosos que siguen en la impunidad
pasándolo de oro con las fortunas robadas al país, redactando discursos llenos de insolencia,
de arrogancia y de burla a la ciudadanía, discursos que son transmitidos con amplia
cobertura por nuestra televisión.
Ni con los Mapuches, quienes, cerca del bicentenario, siguen siendo los parias del país, los
más pobres, los que presentan los peores indicadores en salud, vivienda y educación y que
además, son considerados terroristas y enemigos del estado cuando reaccionan con
violencia para expresar la ira y la impotencia que acarrea la violencia y el despojo del que
son objeto, tanto por entidades públicas como privadas. Como para mostrarlo: ¡VIVA EL
BICENTENARIO!
Ni pasó con los trabajadores que no pudieron recuperar un código del trabajo que los proteja
del maltrato laboral, del exceso y de la sobrecarga de funciones y cuando ya no son
rentables o se pusieron desobedientes o enfermos, no hay código laboral que los proteja del
desamparo de la cesantía.
Ni pasó con las víctimas de la dictadura que se han ido muriendo una a una prematuramente
(en general de cáncer) sin haber visto sus esperas aliviadas, muy por el contrario: trabas
burlas, dudas y burocracia han poblado sus años y días.
Los de la concertación creyeron que con algunos monumentos, algunos ritos y con un Museo
de la memoria que corrió con colores propios, recientemente inaugurado con la presencia
abucheada del pro Piñerista escritor Mario Vargas Llosa, arreglarían el tema en una nación
profundamente herida por una barbarie que duró 17 años y donde temas trascendentales
siguen siendo no nombrados, no debatidos, no analizados, ocultados y “olvidados”. Donde la
justicia ha operado “en la medida de lo posible”.
Ni pasó con los libros de historia, donde todavía reina la ambigüedad y da la posibilidad al
profesor(a) de historia a decirle a sus alumnos: “Pinochet fue un Presidente de Chile” o a
hablar de “Gobierno militar” o “pronunciamiento militar” a ciudadanos chilenos en plena
formación cívica.
Se rieron del país y también del mundo.
Si vas para Chile, te ruego que pases por el “Mall”, allí existes, te tratan bien, te quieren, te
aprecian, te escriben, te responden, te avisan de las ofertas; si no estás conforme, te
escuchan, allí tienes toda la libertad de elegir lo que deseas. Porque El “Mall”, es un templo
de libertad acompañado de fantasía y placer, allí hay abundancia, te sientes bien, por un
pequeño espacio de tiempo, justo antes de que te llegue la factura, olvidas tu dificultad
cotidiana junto a tu familia, crees que estás sanándote de tu depresión pero también que
eres mas bell@, mas ric@, más alegre.
No pases por los valles, por los ríos, por las montañas, por los bosques nativos, te podrías
deprimir después de ver el bello paisaje, porque: allí donde hay mucha reserva natural,
queda aún mucha leña por cortar, muchos peces por sacar, mucho suelo por contaminar,
muchas tierras por vender para la explotación de grandes consorcios extranjeros, en
resumen, mucha depredación por ejecutar y daño por esperar. ¡VIVA CHILE!
L@s chilen@s tienen el margen de opinión y de influencia sobre su cotidianeidad y de su
futuro, restringido a elecciones que están guiadas por intereses mezquinos con alianzas
ávidas de poder, de las cuales, en general, son informados muy tarde. En un marco de un
sistema electoral binominal tan inaudito e injusto, propio de la constitución política que data
de la dictadura y que sigue rigiendo la vida de sus ciudadanos (si no lo conoce, le sugiero se
informe acerca de este artefacto electoral)1
Los chilenos han sido por espacio de 20 años objeto de maquinación política y de
manipulación de ideales y esperanzas. Aún queda por ver lo que se viene, lo que ya fue
anunciado por los nuevos gobernantes: algunos políticos “elegidos” de la concertación
seguirán trabajando esta vez para el nuevo gobierno, vendidos por un suculento sueldo y
conservando el derecho a escena. El saltimbanqui politiquero aún no ha terminado.
El pueblo de Chile no ha sido consultado desde que el propio Pinochet decidió hacerlo en
1988, a pesar de que sobran los motivos para ello.
¿Cuándo será el día de la consulta popular en torno a sus verdaderas expectativas?
¡Porque en un país fiel al modelo ultra neoliberal impuesto en dictadura, no solo la extrema
riqueza es posible sin trabas, sino que a los magnates se les da la posibilidad de gobernar el
mismo país!
De tal modo que, como decían por allí, “Sebastián Piñera sabe y controla dónde vas, lo que
lees, lo que ves,” y ahora se convierte en Presidente de la República. ¡VIVA LA DEMOCRACIA
EN CHILE!
¿Cuándo llegará el día de la democracia y de la justicia y con ello de la dignidad de esta
nación para que podamos hablar de ella sin sentir vergüenza cuando nos preguntan por
estos y otros temas pendientes?
Hoy, a pocos días del triunfo, se enarbolan a través del país, banderas y pancartas del
general Pinochet.
¿Sabrá la Presidenta saliente, en su calidad de médica, que: cuando las heridas son
profundas, no cicatrizan solas y cuando se remueven, vuelven a sangrar?
*Académica. Doctorando en Salud Pública, Francia.
**La autora de este texto, se refiere a “los chilenos que votaron” en tercera persona, no
porque haya votado nulo o blanco, simplemente no pudo votar ya que, bajo la actual
constitución Pinochetista de Chile, cuando se está en el extranjero, no se tiene ese derecho.