El 12 de octubre de 1921, se editó un periódico especial, tamaño sábana, denominado “Ecos de Jáchal”, sobre la visita del gobernador Amable Jones a ese departamento.
El viaje se inició a las 6 de la mañana del 23 de setiembre. Una caravana de 12 automóviles partió del domicilio del gobernador en la calle Mitre.
Viajaban, entre otros, el gobernador Jones, el ministro Justo Pastor Zavalla, el gerente del Banco Provincial Colón Godoy, el jefe del Regimiento 15 de Infantería coronel Ricardo Quiroga, y otros.
En las márgenes del río San Juan, en Desamparados, aguardaba la caravana el Jefe Político de ese departamento, Luis Montero, con empleados a sus órdenes y cabalgaduras, para encarar el paso del río. El propio Montero fue el baqueano del cruce:
“Dicho señor a caballo, sirviendo de guía, indicó el vado, y debido a su experiencia y conocimiento prácticos, se hizo sin ninguna novedad”
[ECOS DE JÁCHAL, 12 DE OCTUBRE DE 1921, página 1, columna 5]
El trayecto:
“La columna, dispuesta con tanto orden y disciplina, inició su pesado ascenso en la empinada y caracoleada cuesta del cerro Villicum. En medio de aquellas serranías cuyo panorama es preciosísimo, la columna en marcha y en zigzag daba un imponente golpe de vista. La alegría se manifestaba en los excursionistas, ora vivando al gobernador, a Jáchal, ora charlando y riéndose al compás de la marcha, parecía que nada podía turbar la trayectoria a recorrer.
Más, a poca distancia del Portezuelo que da vista al paraje Matagusanos, inopinadamente, el auto Nº 3 donde iba el señor gobernador, experimentó un desperfecto en su motor, que dio motivo a dar la voz de ¡alto! Y esperar la reparación que mecánicos llevados de ex profeso, señores Smith y Merino, de inmediato formaron un verdadero metier al aire libre…”
[ECOS, página 1, columna 5]
El viaje:
“…expansivas carcajadas al reconocerse los unos a los otros, cubiertos de polvo, después de 30 kilómetros de recorrido, en que por primera vez se estrecharon la mano unidos en núcleo compacto, alrededor del primer mandatario”.
[ECOS, página 2, columna 1]
Ranchos de Arancibia:
“Esos instantes felices, caracterizó la primera jornada y amenizó el contraste en el desierto, viendo a San Juan envuelto por la bruma y el reflejo como de un potente faro, que lo guiaba, que lo guiaba hacia el Norte, a realizar la tarea impuesta por el civismo y amor fraternal. Allí en ese paraje solitario, el tiempo fluyó veloz, como en amena causerie, y los viajeros retemplaron sus entusiasmos, convidándose todos para “vivaquear” en los Rancho de Arancibia”
[ECOS, página 2, columna 1]
Matagusanos:
“Todo anduvo bien en el declive del Portezuelo hasta llegar al paraje o las casas de Matagusanos, donde se hizo una ligera paradilla, para seguir la caminata. Algunos curiosos se bajaron de sus autos, y después de atravesar un alambrado que circunda los ranchos, se encontraron con un infeliz anacoreta talvez, que ni agua tenía y falto de todo expresó su necesidad, que fue satisfecha placenteramente”
[ECOS, página 2, columna 1 y 2]
Médano Atravesado:
“Con grandes sacrificios, la columna arribó al Médano Atravesado, al paso Negro o del Diablo, donde se hizo el pasaje por el arenal de veinte cuadras, más o menos, con la protección y ayuda de gente, que allí esperaba, con aperos y mulas para salvar el pesado trayecto, delo estupendo arenal.
[…]
En este paso estaba lo difícil. Los autos sin pasajeros al impulso de cadenas y mulas se enterraban más arriba de sus ejes en la arena. Ningún motor funcionaba y los chauffeurs se convirtieron en arrieros, atisbando las mulas parar salvar sus autos. Los pasajeros resignados, tuvieron que hacer el arenoso trayecto, enterrándose hasta casi la rodilla, al precio ínfimo y pequeña comodidad, de patacón por cuadra.
Cuando se estuvo a salvo, qué grandes proyectos de exterminio y guerra a muerte al Médano del Diablo. Los más audaces o de intelecto, proyectaban una variante en el camino, otros, puentes de madera; otros formalizar y matar de inmediato ese monstruo arenoso…”
Ranchos:
“Por fin llegan unos tras otros, a intercambiar, con graqndes averías y desperfectos hasta que arribara el último auto. Al desembarco y a comer. ¡Oh, qué alegría cuando se trata de esto último después de un largo viaje!. Aparecen los envoltorios, los fiambres, las conservas, y cada cual se afana en exhibir su cocavi o avío de viaje.
[…]
Alli se comía sentado en el suelo, cruzado de piernas, con zoquete de pan en una mano y en la otra la presa de fiambre elegida.
[…]
Se bebía el rico vino y el espumoso champagne en la misma botella, o a veces en un solo vaso, que se encontraba por casualidad”.
[ECOS, página 2, columna 2]
El Balde:
“Al Balde! Al Balde gritaban todos. Y vivaban a S. E., a Jáchal y autoridades y en medio de vivas y toques de bocinas, contentos y gozosos, la marcha se emprendió, hacia la caída de la tarde.
La empinada cuesta de los Jallampes hasta llegar al alto de Talacasto, límite de Tucunuco y Matagusanos, fue recorrida sin inconvenientes, no así en el descenso que da a la Pampa de Palo, hasta tomar la carretera de la orilla de la sierra, donde varios autos experimentaron algunos desperfectos, que dieron orígen a que la columna llegase al Balde a la oració´n cerrada”.
[ECOS, página 2, columna 3]
Marcha nocturna:
“Confiados en la bonanza del camino a recorrer, y en el estado de los autos, dispúsose a seguir viaje sin demora, a Jáchal. Forzar máquina para llegar temprano fue la consigna. Desde ese punto marcharon velozmente”.
[ECOS, página 2, columna 3]
Jones llega a Jáchal:
“Entre las 3 y las 5 de la mañana del sábado 24 de setiembre, llegaron los autos de la comitiva de Amable Jones”.
La comitiva completa era la siguiente:
Gobernador: Amable Jones.
Ministro de Gobierno e Instrucción Pública: Justo Pastor Zavalla.
Subsecretario de Gobierno e Instrucción Pública: Carlos Lucero.
Gerente del Banco Provincia: J. Colón Godoy.
Coronel Ricardo Quiroga.
Mayor González Rolón.
Juan Lerutti, Bernardo Zunino, Duiliio Balmaceda, Vicente Peralta, Eliseo Rosselot, Alfredo Barboza, ingeniero Florencio Alvarez, Isidro López, Teófilo Echegaray, ingeniero Telismar Fonseca, Humberto Bianchi, Indalecio Cortínez, Javel Arévalo Cabeza, Manuel Agüero, José Villani, Eduardo Quiroga Balaguer, Antonio Romero, doctor de la Sota, J. Alfaro Irigoyen, Miguel Ranea, comandante Guerrero, César Malgara, Antoniuo Paviolo, J. Alfredo Arévalo, Antonio Lezcano”.
[ECOS, página 1, columna 1]
El recibimiento:
Lo esperaban el viernes por la tarde, había concurrido mucho público.
“…al no tenerse noticias, sólo de la salida, que la comitiva a las 23 horas de ese día no había tgocado aún Tucunuco, se bordaron grandes comentarios y conjeturas de diversas clases. La imaginación vagaba, haciendose presunciones sobre casos fatales, los unos decían que S. E. habíase devuelto por el mal camino, los otros que los autos no nabían respondido y que estaban en medio del desierto y otros, tal vez los máspicaruelos y divertidos, que algunos malhechores le habían interceptado el paso, etc.”
La oradora principal fue Safira Sarrouf:
Los jachalleros ponían en el centro de sus reclamos la construcción del ferrocarril, que ya había empezado pero aún no llegaba a Jáchal. Fue una jóven de la Villa, hija no sólo del comercio y de la clase media local, sino de la inmigración libanesa, quien lo expresó con las siguientes palabras:
“Este pueblo rico y laborioso, es necesario conocerle en todas sus manifestaciones porque es de la única manera de poder valorar exactamente su importancia actual y capacidad económica y moral que está llamado a desempeñar en un futuro no lejano, cuando las distancias, que hoy nos separan, hayan desaparecido por el riel moderno y nos pongan al habla con la Capital, y los demás centros de cultura y civilización del país. Anhelos legítimos, esperanzas realizables. Es la salud de Jáchal, señor.
Ha ahí porqué este pueblo vivís ansioso de vuestra visita, para que juntos con nosotros sintáis nuestras tristezas y nuestras nostalgias, hijas del aislamiento en que vivimos”.
[ECOS, página 4 y 5]