El líder independiente Marco Enríquez-Ominami, tercero en las pasadas elecciones de Chile con cerca del 20 por ciento de los votos, insistió este jueves en que no respaldará a ninguno de los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta porque "el mal menor no es el camino".
La ratificación de Enríquez-Ominami de que no llamará a respaldar a la oficialista Concertación y su candidato, el ex presidente Eduardo Frei, como algunos especulaban, parece un paso en favor del postulante centroderechista Sebastián Piñera, primero en las encuestas de cada al ballottage del domingo 17.
Enríquez-Ominami explicó que votar por "el mal menor no es el camino", anticipó que será opositor de cualquiera que gane los comicios y adelantó que armará un nuevo partido, según reportó la agencia DPA.
Frei, quien hizo diversos gestos para lograr el respaldo del diputado, evitó hablar del tema pero destacó los apoyos recibidos las últimas semanas, en medio de la reñida elección.
"Soy mucho más que el candidato del gobierno: soy el candidato del Juntos Podemos (izquierdistas) y de muchos que trabajaron por Enríquez-Ominami. Por lo tanto, somo una nueva mayoría", afirmó el dirigente democristiano.
También el gobierno chileno había hecho esfuerzos por concitar el apoyo del principal árbitro electoral que tendrá el balotaje presidencial trasandino. De hecho, ayer, la presidente Michelle Bachelet envió al Congreso de su país dos proyectos de ley sobre agua y educación que recogen sendas propuestas de la plataforma electoral de Ominami.
Piñera, en tanto, insistió en su llamado a que los seguidores de Enríquez-Ominami adhieran a su opción, y reiteró que los asesores del fallecido ex dictador Augusto Pinochet no estarán en su eventual gobierno. "Lo más probable es que no", prometió.
El escenario obligará a Frei y Piñera a redoblar esfuerzos en los 10 días que quedan hasta la compulsa por captar el voto de Enríquez-Ominami.
En esa búsqueda, Piñera sacó de su campaña a sectores conservadores, cecanos al Opus Dei, y Frei persistió en su giro hacia la izquierda y en declararse continuador de la gestión de la presidenta Michelle Bachelet, que dejará el Palacio de La Moneda con altos índices de aprobación.
En ese marco, Bachelet continuó hoy inaugurando obras públicas y valorando lo hecho por el oficialismo, desde que asumió el poder en 1990, tras el retorno a la democracia.
La elección del 17 de enero promete ser la más disputada en los últimos 40 años, cuando el socialista Salvador Allende llegó al poder