Jueves, 21 de Abril de 2011 00:00
José Luis Gioja aspira a conseguir un tercer mandato consecutivo a través de la modificación ilegítima de la Constitución. Pero, su ambición de poder en desmedro del bien común no es algo nuevo en la historia argentina.
La corrupción y la apetencia de poder son prácticas de vieja data para nuestro gobernador.
Durante la presidencia de Fernando de la Rúa, Gioja fue uno de los senadores que aceptó un soborno a cambio de aprobar la ley de Reforma Laboral. Pero, además, fue uno de los más baratos de todos los comprables. Por sólo 50 mil pesos, Gioja votó a favor de una ley nefasta que significó un gran dolor para los trabajadores argentinos. Hasta ese momento, los empleados poseían cierto tipo de garantías que evitaban que los despidos se realizaran en forma arbitraria e injusta.
Lamentablemente, la reforma laboral fue convertida en ley por el Senado en abril del 2000.
Entre las modificaciones más repudiables se encuentra la extensión del período de prueba. La norma extendió a un año el período de precariedad de un nuevo empleado, plazo en el que el empleador podría dar por finalizada la relación laboral unilateralmente, sin obligación de pago de indemnización.
Además, la reforma estableció la preeminencia de los convenios por empresa sobre los de rama, cuando lo habitual es que prevalezca la norma más favorable para el trabajador, sea cual fuere el tema que se trate.
Por otro lado, la ley declaró la caducidad de los viejos convenios colectivos –anteriores a 1976– que no fueran ratificados en negociación paritaria.
Aquella legislación claramente opuesta a los intereses de los trabajadores fue la que votó nuestro flamante gobernador, con la impunidad que lo caracteriza.
El problema de la ilegitimidad de la reforma laboral aliancista ocasionó demasiado dolor en nuestros trabajadores argentinos. Hoy, en San Juan, la ilegitimidad de la enmienda constitucional, que el pueblo no refrendará en una votación como debe ser, sino por medio de una antojadiza consulta popular, amenaza con atormentar y perjudicar a todos los sanjuaninos. Y, claro, el responsable, una vez más, sería José Luis Gioja.
Resulta correcto preguntarse que, si por 50 mil pesos José Luis Gioja fue capaz de votar una legislación completamente opuesta a los intereses de los trabajadores, ¿hasta dónde será capaz de llegar para mantener los jugosos arreglos con Barrick? ¿Hasta dónde hundirá al pueblo de San Juan nuestro corrupto gobernador?